PALESTINA Y LA RECUPERACIÓN DE LA DIGNIDAD HUMANA

19.07.2014 10:30
 
La tensión en la Franja de Gaza, con la pérdida de vidas humanas y especialmente de niñas 
 
y niños palestinos, por los ataques con armas de la más alta tecnología mundial conmueve la 
 
conciencia de las comunidades de buena voluntad del mundo.
 
Los gobiernos democráticos responsables se han manifestado en contra de la masacre del 
 
pueblo palestino y en busca de salidas a las opciones de paz. Entre ellos los gobiernos de 
 
América Latina y el Caribe como Bolivia, Venezuela, Ecuador y Argentina. El secretario 
 
general de la ONU Ban Ki Moon manifiesta su preocupación y hasta el consejo de seguridad 
 
de la ONU llama a un alto al fuego. Sin embargo, la tragedia continúa, como si la dignidad 
 
humana retrocediera a tiempos prehistóricos, con la ley del más fuerte. 
 
Ya en momentos previos a la invasión a Irak, la guatemalteca premio nobel de la paz 
 
Rigoberta Menchú clamaba “con tanto ojo por ojo la humanidad va a quedar ciega”. Ahora 
 
fundamentalismos religiosos pretenden visualizar el conflicto como el derecho que le asiste 
 
a un determinado pueblo escogido a una tierra prometida. Por lo tanto hay que expulsar a 
 
la población ocupante por derecho internacional de su tierra, dónde antes podían convivir 
 
en paz seguidores de las tres grandes religiones monoteístas: Judaísmo, Islamismo y 
 
Cristianismo, en un territorio considerado por las tres como especialmente representativo. 
 
Sin embargo, desde cada una de estas fuentes espirituales, así como, de provenientes de otras 
 
religiones e incluso inspiradas en el humanismo ateo, existen comunidades de buena voluntad 
 
que impulsan un amplio movimiento para recuperar la dignidad humana y la sensibilidad 
 
en la toma de decisiones, para valorar la vida en el planeta. El Papa Francisco impulsó hace 
 
poco una oración común con miembros de las tres religiones monoteístas en el Vaticano. 
 
Ya el reconocido profeta obispo brasileño de Olinda y Recife Helder Cámara, recomendaba 
 
hacer un amplio movimiento de las minorías abrahámicas, llamadas así por Abraham, 
 
reconocido por judíos, musulmanes y cristianos. En estas minorías, H Cámara incluía en 
 
la dimensión ética común, a personas proveniente de su fuente humanista atea o de otras 
 
religiones, siempre que “el egoísmo te parezca angosto e irrespirable; si tienes hambre 
 
de verdad, de justicia y de amor” y analizaba: “Escoger el camino de la presión moral 
 
liberadora no es ciertamente optar por la vía fácil. Se trata de reemplazar la fuerza de las 
 
armas por la fuerza de la moral, de sustituir la violencia por la verdad”. (Helder Cámara. El 
 
desierto es fértil. Sígueme Salamanca 1975). 
 
En esta hora de gran peligro, en el cual cual las niñas y los niños palestinos agredidos en 
 
la Franja de Gaza son la expresión del horror inhumano, al que puede llegar el afán de 
 
dominio de las grandes maquinarias bélicas que pretenden cubrirse en nombre de Dios, las 
 
comunidades ecuménicas de todo el mundo, conformadas como gran fuerza ética apoyan las 
 
iniciativas de gobiernos responsables y de las acciones transformadoras que puedan darse 
 
en la ONU y en otros organismos internacionales para frenar el genocidio y abrir cauces a la 
 
recuperación de la dignidad humana y a la paz con justicia en este cambio de época.