LOS MOVIMIENTOS POPULARES Y LA HORA DE NUESTRA AMERICA

01.11.2014 19:33
 
El domingo 26 de octubre, la sentida conmemoración en Venezuela de los 150 años del 
 
nacimiento del médico de los pobres José Gregorio Hernández, coincidió con el cumpleaños 
 
del recientemente reelecto presidente Evo Morales en Bolivia y el triunfo democrático de la 
 
presidenta Dilma Rousseff en Brasil y de Tabaré Vásquez en Uruguay. 
 
El 27 de octubre, Evo Morales, anuncia su viaje a Roma, a fin de participar en el Encuentro 
 
Mundial de Movimientos Populares convocado por la Santa Sede. El Vaticano convoca a 
 
100 delegadas y delegados de movimientos sociales de todos los continentes, desde el lunes 
 
27 al miércoles 29 de octubre para debatir sobre globalización, trabajo, medio ambiente y 
 
sobre todo, la creciente desigualdad social y el aumento de la exclusión en todo el mundo. 
 
En conferencia televisiva de 1986, el padre de la teología de la liberación, sacerdote peruano 
 
Gustavo Gutiérrez, recientemente reivindicado por el Papa Francisco, luego de largos 
 
cuestionamiento eclesiales, afirmaba aduciendo a una cita bíblica, que en esta hora,con la 
 
irrupción de la conciencia emanada de la espiritualidad liberadora de las comunidades y 
 
movimientos sociales populares, Dios toca a la puerta en América Latina y el Caribe. Queda 
 
entonces en la decisión de los pueblos abrirle la puerta y festejar, o dejarlo pasar de largo.
 
En los triunfos de Evo Morales, Dilma Rousseff y Tabaré Vásquez, así como en otros 
 
procesos similares en este tiempo, una nueva conciencia popular parece hacerse sentir con 
 
fuerza inspirada en comunidades eclesiales de base, en movimientos sociales populares 
 
que se expresan en movimientos de defensa de derechos humanos, en defensa ecológica, 
 
en defensa de los sin tierra, que entran en diálogo con partidos políticos, para conformar 
 
una base popular de gobiernos responsables. Con políticas de inclusión social, de respeto 
 
a la Madre Tierra, de unidad en la diversidad, fomentan una integración solidaria con 
 
sentido ético, frente a visiones mercantilistas depredadoras que dañan a la gente y al planeta. 
 
Gobiernos no exentos de errores, de focos de corrupción y de violentas infiltraciones 
 
delictuales que, en la gestión, tienden a frustrar a la población si no se corrigen a tiempo. 
 
En el encuentro aludido, el Papa Francisco reconoció la lucha de los movimientos de 
 
base “que no se contentan con promesas ilusorias, excusas o coartadas...Vinieron a 
 
poner en presencia de Dios, de la Iglesia, de los pueblos, una realidad muchas veces 
 
silenciada...Tierra, Techo y trabajo, eso por lo que ustedes luchan, son derechos 
 
sagrados...No se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de 
 
contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres dominados e 
 
inofensivos”. 
 
En estas elecciones de Bolivia, Brasil y Uruguay, estos aspectos resultaron clave y la 
 
población signada por esta conciencia ética común parece querer abrirle la puerta a Dios. 
 
Superando desánimos en algunos casos y frustraciones en otros, asume en conjunto, evitar 
 
los cantos de sirena engañosos de la gran propaganda mercantil, para enfrentar errores, 
 
manteniendo el rumbo ético transformador solidario.